viernes, 9 de julio de 2010

Es mejor no ser oportunistas

Por estos días se ventilan de esos comentarios que me dejan perplejo: Ingrid Betacourt es una miserable y merece volver a la selva. Cuanto odio, cuanto resentimiento suscita la supuesta insolencia de una simple ciudadana que se encuentra en pleno ejercicio de un derecho legítimo.


Yo en lo personal no me atrevo a juzgar con tal ligereza a una persona con los antecedentes que la persiguen. Detrás de ella camina una historia llena de tragedias: un cautiverio indigno, un injusto despojo de la libertad, una tragedia con dimensiones que caben en la cabeza de pocos. Estar secuestrado por más de media década no es poca cosa. Sugerir que ella se los buscó es cínico e indolente. Reducir a tal punto la miseria y el dolor de una persona habla muy mal de nuestro humanismo.


Lo que más me asombra es el fervor y radicalismo que se esconde detrás del incidente. Ovación y Gloria a la Operación Jaque. Valentía, inteligencia, sagacidad y…. consagración. No entiendo la insistencia de que el Gobierno colombiano le hizo un favor a Ingrid Betancourt. Además de que es su deber el velar por la integridad de la población, no olvidemos que tan brillante jugada militar prácticamente le entregó el palacio de Nariño al entonces Ministro y, de no ser por la declaración de no exequibilidad, hubiese logrado condensar la transición de la República al Imperio. Yo veo más una jugada estratégica (con claras consecuencias humanistas). O ¿cuántos secuestrados permanecen aun en la selva sin tener su partida de ajedrez?


Opino que es mejor ser prudentes. Nadie sabe que se esconde detrás del altercado entre los Betancourt y el Gobierno. La justicia debe encargarse de esclarecer los hechos. Si es cierto que existe una prueba de la testarudez y negligencia de la ex candidata presidencial, que se agote el recurso. Pero por el momento es mejor callar, porque es más oportunista quien sucumbe ante la ligereza de una opinión cruel y malintencionada para tratar de sonar patriota. Eso si es el colmo.