sábado, 22 de mayo de 2010

Mockus: ¿un político tradicional?

Al tiempo que evolucionan las encuestas, para algunos seguidores verdes, Mockus pierde su encanto. La razón es la manifestación de un político más tradicional que el excéntrico matemático. Recientes declaraciones relacionadas a temas como al trato bélico del conflicto armado, la sugerencia de que algunos miembros del Polo Democrático Alternativo (PDA) aun justifican la insurgencia, o el anunció y la reiteración pública de su cristiandad, parecen mimetizar una réplica del pseudo uribismo. Surge nuevamente el infortunado dilema que marca nuestra historia política: elegir el mal menor.


Sin embargo, ese es tan solo un punto de vista. Hay quienes aún asocian, con gran entusiasmo, Mockus y cambio. Y puede que no estén tan equivocados. Entre los murmullos de campaña que suenan a un Santos menos radical, se esconden ideas con un inmenso poder que trasciende la visión de muchos votantes. El fortalecimiento institucional es la pieza fundamental de la transformación. Sin instituciones fuertes cualquier otro esfuerzo político queda simplemente en un segundo plano.


El problema no es Mockus o el brote de espinas en sus girasoles. Si hay un culpable es la política. La política es por naturaleza sucia y calculadora. Los políticos no son otra cosa que agentes mercantiles que buscan ser elegidos. Sin los votos el político simplemente no es político. Sin la seducción de las masas, el cambio es solo una filosofía fatalista (u optimista). A fin de cuentas, como en todo mercado, es la demanda la cual dictamina la oferta, y no al contrario, como el idealismo liberal clásico quisiera sugerir.


Ello nos lleva, una vez más, al teorema del votante medio. Imaginemos una playa representada por una línea recta finita en cada extremo. En ella hay dos vendedores de helados, quienes buscan una posición estratégica en el plano con el fin de optimizar sus ventas teniendo en mente a su competidor. ¿Cuál es la mejor respuesta a dicha interacción estratégica? ¿En qué coordenada se ubicará cada carrito? La decisión racional es…. Justo en la mitad!!! En cualquier otro punto de la metáfora, cada uno de los heladeros tendría incentivos para moverse más hacia el área desprotegida por su constrincante con el fin de capturar una mayor clientela.


Así es la política. El votante medio es precisamente el punto intermedio de convergencia en el espectro electoral. Si un político quiere llegar al poder, debe referirse a él. Por ende, en un país de derecha, católico y amante de la guerra, las declaraciones de Mockus no resultan tan sorpresivas (si a ello se suma el agua sucia que le ha sido vertida desde otras campañas). En total oposición a la filosofía verde, parecería que el fin justifica los medios. Sin los votos, no hay legalidad democrática. ¿Hasta que punto es hipocresía? Quizás, y por infortuna para nosotros los idealistas, es necesario impregnarse de un poco de realidad. Que gran dilema.